domingo, 28 de julio de 2013

El fantasma de llfurt

El fantasma de Illfurt

En una pequeña aldea de Alsacia, Illfurt, en el año 1864, vivían los pequeños Teobaldo y José de 9 y 7 años respectivamente, niños que en opinión de su maestro eran poco inteligentes y nada voluntariosos, en el otoño de este año, ambos niños cayeron enfermos, adelgazaron hasta quedarse en los huesos, y empezaron a producirse extraños acontecimientos. Los niños tenían extrañas visiones y alucinaciones. El mayor explicó a sus padres que se le aparecía un extraño personaje al que llamaba maestro. En principio los padres creyeron que se trataba de un fantasma, según Teobaldo el maestro tenía pico de pato, patas de gato, pies de caballo y el cuerpo cubierto de plumas muy sucias.

Los niños pronto se convirtieron en la gran atracción de la zona, según se documenta en una ocasión pudieron contemplar como el niño se defendía del maestro que según decía lo quería estrangular. Los asistentes no pudieron ver al fantasma pero aseguraron haber visto las plumas que el niño le arrancaba, que al parecer olían pésimamente. En cierta ocasión, tras quejarse de sufrir dolorosos pinchazos en todo el cuerpo, los niños empezaron a sacar de entre su ropa las pestilentes plumas y musgo, e incluso llegaron a vomitarlas.

Los niños, mostraron muy pronto un estado de alteración, aunque a ratos se comportaban normalmente, repentinamente y sin transición, se mostraban agitados, empezaban a gritar, a reír, a gesticular, … la voz les cambiaba, se les volvía ronca, quebrada, como la de un adulto, se les hinchaba el vientre y se quejaban de tener un bicho en el estómago.

Pronto se llegó a la conclusión de que los niños estaban poseídos por el Diablo, ya que se comportaban con aversión ante los símbolos cristianos, crucifijos, agua bendita, rosarios, temblaban y retrocedían ante cualquiera de estos objetos, incluso con sólo escuchar el nombre de Jesús.

Lo más curioso del caso eran los fenómenos de carácter paranormal que continuamente realizaban los dos hermanos: eran capaces de hablar el alemán (cosa esta nada rara, pues era su lengua materna), el francés, el vascuence, incluso en el caso de Teobaldo el latín, con fluidez y sin errores. En cierta ocasión, Teobaldo, hizo una rara pantomima, hizo ruidos con la boca simulando una campana, que era evidente que tocaba a muerto, los allí presentes le preguntaron que por quien tocaba a muerto, -por Gregorio Kunegal- dijo el niño, como allí estaba su hija, le dijo que era un embustero, que su padre estaba perfectamente, trabajando en la construcción de un seminario, el niño respondió que fuera ella misma a comprobarlo, que se acababa de caer y se había matado. La mujer echó a correr y ciertamente encontró a su padre muerto, con la columna rota, tras haberse caído de un andamio. En 1869 Teobaldo fue llevado al orfelinato de San Carlos, en Schitigheim, donde el padre Souquat le practicó el exorcismo, tras varios dias de ceremonias en las que el niño sólo abría la boca para blasfemar e insultar, el padre Souquat consiguió conocer el nombre do los demonios que poseían al niño, Oribás e Ypés, en cualquier exorcismo es muy importante conocer el nombre de los demonios que se pretende exorcizar, es el primer paso hacia el éxito, que consiguió por fin al mostrarle una imagen de la Virgen, y ordenarle en su nombre que abandonara el cuerpo.

Poco después de su hermano le tocó el turno a José, esta vez el exorcismo se hizo en Illfurt, el propio parroco Brey se consideró suficiente para celebrarlo, fué muy similar al de su hermano, tras varios intentos fué al final la invocación de la Virgen quien consiguió que el Diablo abandonara al niño, pero si hay un dato curioso, y es que el demonio, antes de abandonar su cuerpo pidió al exorcista que le dejara entrar en una piara de cerdos, en clara alusión al endemoniado de Gerasa, exorcizado por Jesús (Lucas VIII, 26)

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